Recientemente, Ball Corporation ha lanzado unos ambiciosos objetivos de sostenibilidad para 2030. Lluís Pitarch, Public Affairs & Sustainability Manager Southern Europe de Ball Corporation, da más detalles sobre estos objetivos en esta entrevista.

¿Podría hablar un poco más en detalle sobre estos objetivos y la importancia que suponen para una marca como Ball?

La reducción intermedia y sostenida de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) constituye la columna vertebral de nuestra estrategia hacia la neutralidad climática en 2050. En el horizonte 2030, hemos establecido un objetivo de reducción de emisiones del 55% en nuestras operaciones y de un 16% para toda la cadena de valor, siempre respecto a 2017.

Para ello, consolidaremos la transición hacía un consumo de energía 100% renovable, nos hemos propuesto garantizar que todo el aluminio proceda de fuentes sostenibles certificadas y, finalmente, que el 80% del volumen de latas de bebidas producidas por Ball a nivel mundial se fabriquen según las especificaciones de la lata aligerada STARcan. En definitiva, apostamos por una gestión responsable que nos permita alcanzar el liderazgo climático y el uso eficiente de los recursos.

Además, nuestra estrategia de sostenibilidad pasa por integrar también los aspectos sociales y de gobernanza que llevamos trabajando desde hace tiempo, con un claro compromiso con la comunidad. En este marco, reforzaremos los programas de Diversidad e Inclusión ya existentes, con objetivos concretos a 2025 para cada región y división de negocio y facilitaremos que todos nuestros empleados en planta puedan acceder a la mejor formación técnica del sector.

Junto con estos objetivos de sostenibilidad, Ball también quiere dar a conocer ‘Hacia un Círculo Perfecto’ (Vision for a Perfect Circle), ¿en qué consiste esta iniciativa?

‘Hacia un Círculo Perfecto’ (Vision for a Perfect Circle) es otro de los hitos del que estamos muy orgullosos. En nuestra hoja de ruta de sostenibilidad, una mayor eficiencia en las operaciones, la apuesta por la utilización de energías renovables, la reducción del peso de las latas y mejoras tecnológicas en la cadena de valor son, indudablemente, palancas estratégicas para avanzar en la reducción de emisiones.

Sin embargo, sabemos que incrementar la tasa de reciclaje de nuestros envases y, eventualmente, su contenido reciclado, serán los elementos decisivos para acelerar el paso. Con nuestra visión de circularidad, invitamos a marcas de bebidas, minoristas, fabricantes de envases de aluminio para bebidas y sus proveedores a trabajar juntos para conseguir que latas, botellas y vasos de aluminio -los envases de bebidas más reciclados del mundo- alcancen una tasa de reciclado del 90% desde el actual 69%, y una tasa mundial media de contenido reciclado del 85% para 2030.

Con el lanzamiento de esta iniciativa queremos alcanzar la circularidad real, que supone la recuperación y reutilización continua de los materiales, de manera que no se produzca ninguna pérdida durante el proceso. En este sentido, para conseguir ese “círculo perfecto” con elevados volúmenes de aluminio reciclado y de alta calidad, debemos tener en cuenta que los envases no solo deben recogerse y separarse con facilidad, sino que, además, cada una de las partes también deben reciclarse completamente, para convertirse en un producto del mismo valor.

Para cumplir con esta iniciativa, desde Ball nos comprometemos a impulsar un plan multilateral con la colaboración de diferentes miembros de la cadena y una hoja de ruta para reducir las emisiones de carbono en el sector de envases de aluminio para bebidas. Además, desde Ball, defenderemos una inversión en tecnología e infraestructuras que permitan un sistema de reciclaje más eficaz y eficiente en las regiones donde operamos. Trabajaremos codo con codo con todos nuestros colaboradores para publicar esta hoja de ruta y la estrategia de reducción de emisiones a lo largo del próximo año.

Haciendo referencia al círculo perfecto, ¿por qué las latas de aluminio son un ejemplo de envase perfecto para cerrar este círculo?

El aluminio es un material permanente, se puede reciclar infinitas veces sin que pierda calidad. En este sentido, una característica única de las latas de bebida es que son 100% reciclables, independientemente del color, formato, tamaño o diseño. De hecho, un dato curioso es que el 75% del aluminio que se ha producido en el mundo a lo largo de la historia está todavía en uso en la actualidad.

Además, la lata de aluminio se recicla de forma sencilla, rápida y barata. En la actualidad, producir aluminio reciclado consume solo el 5% de la energía empleada en la fabricación de material virgen. Las latas de aluminio también son envases fáciles de clasificar y separar del resto de residuos, gracias a su condición monomaterial y el hecho de no disponer de partes separables; de hecho, incluso la anilla está integrada. Contribuye al proceso de clasificación el uso de una tecnología simple y existente, la denominada Corriente de Foucalt. Y si hablamos de rapidez, una lata reciclada puede volver a estar en circulación en tan solo 60 días desde que se deposita en el contenedor amarillo.

La lata de aluminio siempre ha estado asociada a la cerveza o el refresco, pero recientemente muchas otras categorías de bebidas se están atreviendo con este envase, ¿qué opina sobre el boom de la lata de aluminio y cómo se está abriendo mercado a nuevas categorías en general?

Sin duda, se trata de una gran noticia. Las latas de aluminio son envases con gran versatilidad, que pueden adaptarse a cualquiera de las necesidades de los consumidores, especialmente en el momento en el que nos encontramos. Un año excepcional en el que los hábitos de consumo han cambiado, y donde los planes al aire libre son cada vez más populares entre los núcleos familiares o los grupos de amigos. Se trata de un envase ligero y homogéneo, que no deja pasar la luz, por lo que permite conservar mejor el contenido. Además, las latas de aluminio son resistentes y mantienen muy bien el frío, una característica muy apropiada para ciertos tipos de bebidas y planes.

Pero remontándome al inicio de la pregunta, es cierto que la lata de aluminio todavía se asocia a bebidas como las cervezas o los refrescos, de hecho, la primera bebida que se envasó en lata en el mundo fue la cerveza. Concretamente fue Krueger, una pequeña cervecera americana en 1935, y te puedo asegurar que se trataba de una lata con un formato muy diferente a los que conocemos hoy en día. Vemos que no han pasado tantos años desde que se decidió envasar bebidas por primera vez en lata de aluminio, por lo que se trata de una opción relativamente nueva en el mercado.

Por suerte, recientemente estamos viendo como muchas bebidas están popularizando su formato en lata. Actualmente podemos encontrar en los lineales del supermercado o en el canal Horeca productos como aguas con sabores, combinados o mixers, vino en lata e incluso nuevas categorías de bebidas como los hard seltzers (que nace en lata de aluminio). Por nuestra parte, somos conscientes de que todavía queda mucho trabajo de concienciación por hacer para dar a conocer las propiedades y bondades que la lata de aluminio ofrece como envase, no solo para las empresas productoras de bebidas, sino también para los consumidores. Pero nos encontramos en un gran momento y estamos trabajo duro en ello, apostando por la innovación y la tecnología para consolidar a la lata en su posición de “súper envase”.

Para terminar, ¿cómo valora el futuro de la gestión de los residuos en nuestro país y la transición hacía la economía circular?

En primer lugar, celebramos que en los últimos años la sostenibilidad y la preocupación por el medioambiente se haya convertido en uno de los asuntos prioritarios de la agenda pública. Con hitos como la Ley de Cambio Climático y Transición Energética o la futura nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados se avanza a paso firme en la buena dirección, pero no podemos caer en la autocomplacencia. En Francia, estamos viendo ambición y voluntad de pacto tanto en las negociaciones de la nueva Ley de Clima y Resiliencia como en el despliegue reglamentario de la Ley de Economía Circular. Espero que en España podamos ver una dinámica similar en los próximos meses.

Y es que es el momento de reflexionar, entre todos, sobre cómo mejorar nuestro modelo de gestión de residuos para garantizar su máxima reintegración en la economía. En el caso de la lata de aluminio, sabemos, por la experiencia de otros países en el norte de Europa, que es posible recuperar y reciclar la práctica totalidad de latas puestas en el mercado. Para ello, aumentar la capilaridad de la red de recogida selectiva y una mayor inversión en plantas de triaje -entre otras medidas- constituyen palancas clave para incrementar la tasa de reciclado.

Desde Ball creemos que toca arremangarse y sumar esfuerzos entre todos -fabricantes de bebidas, empresas envasadoras, eco-organismos, tejido asociativo, administraciones- para llevar nuestra ambición al siguiente nivel y alcanzar holgadamente los nuevos objetivos europeos de reciclaje sin perder de vista el compromiso con la sostenibilidad social, económica y medioambiental en nuestra actividad.